El entrenamiento invisible es el resultado de todas las acciones que hacemos antes y después de la competición y el entrenamiento. Es la diferencia entre ser un buen deportista o ser tu mejor versión. Es un concepto más o menos novedoso
El entrenamiento invisible es todo lo que hacemos cuando no estamos entrenando y que tiene una repercusión directa sobre nuestro rendimiento.
Cuando entrenamos nuestro cuerpo sufre un estrés o una fatiga, que provoca un desgaste del cual nos tenemos que reponer bajando la inflamación, reponiendo nutrientes y liberando tensiones musculares. Para esto debemos tener un buen estiramiento después de ejercitarnos, alimentarnos adecuadamente y por último descansar, un sueño reparador es fundamental.
Muchas veces el rendimiento disminuye porque nuestra mente nos juega malas pasadas, aquí te nombraremos algunos puntos que forman parte del entrenamiento invisible.
Estado de ánimo y entorno: el entorno del deportista debe ser óptimo así evitará generar estrés y sufrir lesiones. El estrés es un elemento que aumenta la inflamación del cuerpo. Esto puede ocurrir en situaciones de conflicto familiar, o también en jugadores que llegan nuevos a un equipo y no tienen una buena adaptación.
Visualización: el poder de la mente es muy alto cuando se trata de previsualizar lo que va a ocurrir en la competición. De esta manera se reduce la incertidumbre, momento en el cual se suelen producir alto número de lesiones, además, la visualización mejora la técnica.
Establecer objetivos. Los objetivos deben ser marcados a corto, medio y largo plazo. Deben ser realistas de forma que el deportista vea que va cumpliendo cada meta. De no ser así, se puede caer en una fase de desánimo, ansiedad o depresión que provoquen estrés y por lo tanto lesiones, o directamente el abandono de la práctica deportiva.
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