Trabajar cada día en nuestra salud es una de las metas diarias del ser humano, pero ¿qué sucede cuando factores externos comienzan a afectarnos? El deterioro de nuestro entorno natural al que nos estamos enfrentando día a día también afecta nuestra salud.
Es hora de actuar y comenzar a aportar en muchos factores que con pequeños actos ayudan a nuestro planeta y como consecuencia a nuestra salud.
Reciclar es un acto de amor para el planeta y para nuestras familias. Comencemos por pequeños hábitos y hagamos grandes aportes.
El mejor residuo es el que no se produce Al reutilizar recursos en nuestros hogares aportamos a la disminución de desechos, ahorrando materias primas y como consecuencia, dinero. Los recursos orgánicos o inorgánicos pueden tener un sinfín de usos funcionales, decorativos, artísticos, entre otros. Solo es necesario un poco de imaginación y convertiremos nuestros recursos en unos nuevos con una vida útil más prolongada.
Reducimos la contaminación Desde casa, separar nuestros residuos es un gran aporte. En nuestro día a día producimos una gran cantidad de residuos plásticos, bolsas, envoltorios, cajas, entre otros. Muchas veces estos residuos van directamente a océanos y ríos destruyendo hábitats marinos y desmejorando la salud del planeta. Cuando tomamos la decisión de separar nuestros residuos y darle una segunda oportunidad a materias prima ayudamos a reducir la contaminación.
Un plan en familia Reciclar también puede ser una actividad que llevemos a cabo en familia y es gran acto de amor con los más pequeños de la casa. Algunos tips para inculcar estos hábitos en ellos son: - Usa papeleras de colores para enseñarles a separar los residuos - Los recursos que tienen un segundo uso puedes usarlos para hacer manualidades con ellos - Enséñalos a ahorrar agua, a tomar duchas cortas, cerrar los grifos cuando no los usa, entre otros. Recuerda que son pequeñas cosas, pero hay que ponerlas en práctica todos los días, ¡el planeta está en nuestras manos!
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